viernes, 13 de enero de 2012

EL NOMBRE


Uno de los pacientes de mi anterior trabajo me comentaba que se sentía sólo. Quería buscar algún tipo de recurso que le permitiese conocer gente, pero en nuestra población no había nada semejante. Está claro que podía hacer cualquier curso, voluntariado o poco más, pero el hecho de conocer gente no era la finalidad de cualquiera de estas opciones. Además, tampoco le resultaba demasiado fácil expresarse, comunicarse o relacionarse con los demás.
De aquí partió la idea de querer crear un grupo destinado específicamente para ayudar a la gente a conocer a otras personas, incluso, como no, quizá llegar a encontrar pareja. Como oíamos decir a la gente que “ESTABA SOLA”, decidimos así poner de nombre al grupo “NO ESTAMOS SOLOS”, aunque como la idea surgió en tierras donde se habla valenciano, se puso este nombre en valenciano: “NO ESTEM SOLES”. Pero además, con el nombre también pretendíamos alimentar la idea de que creemos que no somos fruto de las casualidades evolutivas, sino que estamos convencidos que hay algo más, que quizá las religiones han tratado de explicar pero han acabado “terrificando” mucho (quizá como proyección de la vida terrenal hacia el más allá, o como historias terroríficas convertidas en negocio o motivo de división).
Sin embargo, empezar el nombre con un “NO” no parecía nada positivo y no acababa de cuajar del todo. Con el tiempo, buscando un cambio, se propuso llamar al grupo “MÁS QUE PERSONAS” (més que persones, en valenciano), queriendo resaltar una de las ideas iniciales de unidad y de que somos algo más que simples individuos. Somos personas con una conciencia despierta, que va más allá del individuo como algo único, fácilmente dirigible como masa a su vez dividida. Cada uno formamos parte de un todo en el que se busca siempre el equilibrio entre el bien común y el individual.

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