A veces nos movemos con intereses ocultos o que resultan poco claros para los demás, quizá porque podamos considerar que otros los consideren vergonzosos, ilícitos, egoístas,... Aunque al fin y al cabo, todo forma parte de los prejuicios que cada uno tenemos, que igualmente han de abordarse como otra de las líneas de intervención del proyecto.
Conocer los intereses personales reales de cada uno de los miembros del grupo, puede servir para ayudar a que todos contribuyamos a conseguirlos mutuamente y por tanto, conseguir la satisfacción personal de cada uno de los miembros y en consecuencia, también del conjunto.
Admitir que nuestra intención real dentro de un grupo pueda ser conocer gente o pareja, llenar el tiempo, sentirse útil, encontrar trabajo, hacer amigos, aprender, superarse... ha de servir para enfocar nuestras prioridades de servicio a los demás y centrarnos en cubrir sus necesidades.
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